La sociedad se transforma constantemente, las ideologías, costumbres, deseos y metas evolucionan con cada generación, sin embargo, entre los diversos modelos familiares actuales; que pueden ser familias uniparentales, reconstituidas, familias sin hijos, familias homosexuales y familias extendidas los hogares unipersonales, han crecido y con ellos múltiples acuerdos amorosos que poco tienen que ver con el estereotipo del matrimonio. Conoce por qué las parejas optan o no por este compromiso, esta edición del blog.
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Para las generaciones anteriores, las relaciones, la maternidad y la economía solían estar estrechamente vinculadas. La brecha entre estar soltero y casado era muy marcada. Sin embargo, con el paso del tiempo, este panorama ha ido evolucionando y el movimiento feminista ha sido fundamental en este cambio.
Las mujeres han luchado por sus derechos y su autonomía. Al liberarse de los roles tradicionales, han demostrado su valía y ahora esperan más de sí mismas, así como de las instituciones y de las parejas.
Cambio de perspectiva
Lo anterior ha derivado en el papel de las mujeres, como un pilar importante en cada uno de los sectores que conforman a la sociedad, más allá de los habituales como lo eran la casa y el cuidado. Actualmente cada vez son más las empresas que valoran y reconocen a las trabajadoras, hay más mujeres en altos mandos, etc.
Así mismo, la perspectiva, objetivos y prioridades de toda la sociedad han cambiado, el ser soltero o soltera cada vez más común y menos juzgado, en comparación con la antigüedad. Cada vez son más las personas que en su lucha por la independencia llegan a considerar el matrimonio como una forma de frenar su crecimiento, por lo que a pesar de vivir en pareja y tener hijos, no consideran casarse.
Por otro lado, para algunos el matrimonio es un gasto, ya que la organización del evento, ropa, salón, acta de matrimonio, entre otras cosas, requieren un desembolso alto por parte de la pareja y sus allegados. Además, el hecho de estar atado legalmente a una persona representa obligaciones y que en caso de que el matrimonio no funcione el divorcio también significa un gasto. Ante esto son muchas las parejas que prefieren vivir juntas sin casarse, con el objetivo de destinar el efectivo a otros fines, como amueblar la casa, salir de viaje, etc.
Factores que han encaminado el cambio
En general, este cambio de mentalidad y rechazo hacia el matrimonio ha sido posible debido a diversos factores como:
- Aumento a la longevidad, los ciclos de vida que atravesamos actualmente son más, entre los que se encuentran: vida en solitario, convivencia en pareja y de vuelta a la individualidad.
- Incorporación de las mujeres al mercado laboral: Las mujeres ya no necesitan un hombre para sobrevivir, ahora son autosuficientes. En caso de que cuenten con una pareja o esposo, si las cosas no funcionan nada, les impide separarse.
- Cambio de mentalidad: Los jóvenes no quieren compartir su espacio personal, ni comprometerse en una relación estable, posponen la paternidad o renuncian a ella.
- Medios de comunicación: El Internet y las redes sociales facilitan en contacto permanente con los demás.
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